Herón de Alejandría, matemático y mecánico griego, desarrolló en el s. I de N.E. una máquina de vapor llamada "Aeolipiles", que se puede traducir como "Pila de Eolo" (dios griego del viento). Consistía en una cámara metálica semi-esférica donde se calentaba agua y otra cámara esférica a la que era conducido el vapor generado por la primera. Esta última cámara contaba con dos salidas para el vapor que, dirigiéndolo en sentidos opuestos, generaban un par de fuerzas o torque que hacía girar a esta esfera.
Según los estudios, Herón habría tomado su modelo de otro matemático más antiguo, Ktesibios, que vivió en el s. II a.N.E. también en Alejandría, en tiempos de Ptolomeo (el lugarteniente de Alejandro Magno que heredó el dominio de Egipto a la muerte de éste), pero no se ha encontrado ninguna evidencia de que Ktesibios hubiera llegado a fabricar su máquina, como sí lo hizo Herón.
Los griegos tuvieron los elementos técnicos necesarios para haber desarrollado su propia revolución industrial, pero no lo hicieron. Eran excelentes artífices y mecánicos, como lo atestiguan invenciones como el mecanismo de Anticitera, catalogado por algunos como el primer computador mecánico de la historia, o el cañon de vapor de Arquímides o "architronitos".
¿Por qué entonces los griegos no llevaron adelante una revolución industrial? Sencillamente porque su régimen social basado en la esclavitud no necesitaba ahorrar tiempo de trabajo abstracto, base del valor en la sociedad capitalista. Bajo el régimen esclavista, sencillamente no existe el tiempo de trabajo abstracto como categoría económica y, por consiguiente, tampoco la necesidad de disminuirlo como forma de competencia económica. Por eso las invenciones de los griegos no pasaron de ser pasatiempos de sabios o tener una aplicación muy limitada, por ejemplo en el terreno militar o en la navegación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario